
El papel del padre o de la persona que acompaña a una mujer recién parida es fundamental. Una mujer recién parida está absolutamente desamparada, necesita dedicarse al bebé y no puede hacerse cargo de nada más. Que si, que si nos ponemos, las mujeres somos fuertes y podemos con todo, incluso un parto, postparto y lactancia solas. Pero el hecho de ser posible no hace que esta circunstancia sea la ideal para una puérpera.
Para criar un niño hace falta un pueblo entero, y esto, es así en cualquier punto del mundo.
Necesitas quien te cocine, te haga las cosas de la casa, te despreocupes estos 3-4 primeros meses de absolutamente todo y te puedas dedicar en cuerpo y alma a tu bebé y a ti misma. Porque aquí, ya sois dos… pero en realidad el es tu antena. El es parte de ti hasta que con 9 meses empieza a darse cuenta de que es un ser independiente (que cuando tu no estás, el sigue estando ahí).
Es un concepto extraño, pero durante los primeros meses de vida el bebe es demasiado pequeño. Ya sabes, otros mamíferos nacen caminando (elefantes, caballos, ovejas, vacas…) Nosotros, los seres humanos, tardamos nueve meses en empezar a andar y ser autosuficientes. Necesitamos el apoyo y la protección de nuestra tribu para sobrevivir.

Los bebes están indefensos, y si gritan desesperados es porque creen que su vida esta en peligro. no es que te quieran manipular (no saben ni que significa esa palabra). Solo gritan al mundo de la única manera en que pueden comunicar que tienen miedo. Y nosotras debemos estar ahí para calmarlos, para hacerles entender que, aunque ya no están refugiados en nuestro cuerpo siguen refugiados entre nuestros brazos.
Y para que tu; madre, puedas ejercer este papel tan fundamental para el desarrollo de tu bebé, necesitas quien te defienda. Aunque parezca mentira (porque no olvidemos que somos fuertes, diosas dadoras de vida), estamos bastante sensibles e indefensas por un tiempo… y si decimos algo, lo decimos con el cuchillo en la boca, nuestro cuerpo está en modo defensa y supervivencia. Habla la loba que acaba de tener cachorros, no la joven que eras antes de tu embarazo.
El tiene que ser tu puente con el mundo exterior. Tu acompañante es la conexión con la sociedad, con la burocracia y con todas las cosas de la vida que dan pereza. Porque tu, amiga, no estas para esas cosas.

Para muchas personas es bastante difícil, no lo entienden. El cambio es tan fuerte, que hay mucha gente que no comprende la situación, llegando incluso a negarla.
La madre reciente se enfrenta a varias cosas: tú ya no eres la misma mujer que se había quedado embarazada. El cambio físico y psicológico es tan profundo que nos cuesta un poco darnos cuenta de quienes somos. El entender de dónde venimos, dónde estamos y adónde vamos en fundamental para el establecimiento de la familia.
Porque, vosotros ya no sois una pareja. Y tú ya no eres “solo” una mujer. Ahora sois una familia y eres una madre.
Ojo, con esto no quiero decir que las mujeres que no son madre son “solo” mujeres, ni darle ningún poder peyorativo a ninguna de mis palabras. La elección de ser madre es eso, una elección. Igual que no hay una manera única de tomar las elecciones fundamentales y las experiencias de la vida (si vas a la universidad o no, si viajas o no, si te comprometes o no) , no hay una sola manera de maternar.
Intentemos dejar de comparar nuestras vidas con las de los demás. Esto nos va a evitar muchos disgustos. Las expectativas creadas en la comparación hacen mucho daño.

Los padres o acompañantes deben velar por el bienestar del bebe y la mamà (diada). El papel de protegerlos de gente que les juzga, evitarles estrés relacionado con visitas, obligaciones… si tú hablas con tu pareja, dejáis claras las tareas de cada uno y os dedicáis a ser un poco empáticos y comprensivos el uno con el otro, todo irá bien.
El padre es el que tiene que echar a las visitas cuando molestan. Quien le tiene que decir a la tia pesada que no le da un beso al bebe y decirle al médico que si hacen colecho no es asunto suyo. La compra, la limpieza de la casa, cambiar pañales, tirar la basura… son cosas que las madres necesitamos hechas.
Así la mama se puede dedicar a dar teta, que es lo que toca. Y no gastar sus energías en otras cosas.
Con amor,
Raquel Imedio,
Minimol del Campo