Cambiando el mundo

Últimamente no hago más que ver cosas que no me gustan. No sé si tiene que ver con el hecho de que me he puesto esas “gafas violeta” que, al principio no tenía ni idea de que existieran, ni siquiera de lo que significaba. Pero, sí, siento que algo dentro de mí ha cambiado, y ahora cuando veo un anuncio, me parece una parodia de la vida real, cuando antes me fijaba en la modelo o el modelo de turno, pensando en si eran así o asá.

Es verdad que la visión cambia, cuando las personas empezamos a ser conscientes de lo que ocurre en nuestro entorno, de cómo funciona la manipulación encubierta que nos trae a todos los seres de este planeta por la calle de la amargura, sientes como una especie de desconexión. Y eso es peligroso, porque, yo por ejemplo que nunca me he sentido muy conectada que digamos a éste mundo, ahora que encima me estoy empezando a sentir más libre, siento que ya nada tiene sentido…

Si ya trabajando en la tele me parecía un auténtico sinsentido que programas como Sálvame fueran los programas más vistos. Ahora que hemos llegado al momento en el que pasan éstas cosas, que resulta que esta señora es de las autoras más leídas… y no me fastidia por que sea ella en concreto, ojalá y escribiera algo que me apeteciera leer… Pero, es que el libro “Cásate y se sumisa”, ese que editó el Arzobispo de Granada, lidera junto con la Esteban las listas. Belén ha vendido cinco ediciones de su libro en quince días. ¿Qué conclusiones sacas tú de todo ésto?
Fuente:Facebook
Y es que, de alguna manera, siento que la madurez ya es un hecho en mi vida, y que me va tocando dar el paso al siguiente estadio. Pero, me da un miedo atroz traer al mundo personitas a las que les puedan hacer tanto daño, como el que esta sociedad me ha hecho a mi. Aunque me considero una persona feliz, he visto y sentido cosas muy feas, que de haber sido el mundo de otra manera, no hubiese vivido de igual forma. Por eso, aunque me tachen de loca, sigo pensando que por tener una excelente cobertura médica o por formar parte del progreso, no me trago yo que mis hij@s crezcan en un país como éste, hay cosas que no se pagan. Hay cosas que no compensan. Prefiero mil veces vivir en la selva y sentirme feliz que la idea de que mis hijas se sientan acosadas por la calle. Y aunque, como dice Carina Kolodny en éste interesante artículo, probablemente muchos de los males de ésta sociedad se podrían evitar con una simple charla, tengo mis dudas de que el sistema capitalista neoliberal nos permita salir “de rositas” de entre sus tentáculos sólo por el hecho de ser un poco más libres.
Porque, como bien me enseñó mi mamá hace no mucho tiempo, el mono número 100 sigue siendo una incógnita para mi. ¿Funciona de verdad esa teoría? Con ese fin sigo escribiendo, animando a otras personas a escribir, a reflexionar a darse cuenta de que las cosas no están bien porque nosotr@s no estamos bien. Realmente, no sé dónde se ha metido ese mono número 100, pero ya va siendo hora de empezar ese cambio, esa revolución que debe empezar en tí, contigo, con tus niñ@s, con tu pareja, con tus amig@s…
Ojalá entre tod@s cambiemos el mundo.
Un besete minimoliano.

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